Cruzamos de Uruguay a Argentina: un viaje con corazón, paisajes y libertad

Pasar la frontera no siempre es solo un trámite: a veces se convierte en una experiencia llena de emociones, anécdotas y paisajes que se graban en el alma. Así fue nuestra jornada desde José Enrique Rodó, en Uruguay, hasta nuestra querida Santa Fe, Argentina. ¡Una travesía que queremos compartir con vos, viajero del alma!

De parque en parque: despedida de Rodó

Arrancamos el día temprano, saliendo del hermoso Parque Municipal Los 33 Orientales, donde pasamos días de descanso, risas y buena conexión. Nos encantó la paz del lugar, los servicios, y ese detalle especial que te hace sentir en casa: árboles abrigados contra el frío, duchas públicas, juegos, gimnasio, ¡y hasta pileta!

Un dato útil si viajás con motorhome grande: la entrada principal es baja, pero hay una calle lateral que permite el ingreso de vehículos altos como el nuestro. ¡Un pequeño truco que facilita mucho las cosas!

️ Rumbo a la frontera por Mercedes

Después de recargar gas y provisiones, enfilamos hacia el cruce fronterizo en Fray Bentos. El río Uruguay nos recibió desbordado, imponente, recordándonos la fuerza de la naturaleza. Cruzar ese puente es siempre emocionante: un umbral entre culturas hermanas, entre caminos recorridos y los que aún nos esperan.

El paso por Gualeguaychú y el reencuentro con Santa Fe

Nos recibió un control de Gendarmería, lluvia y un paisaje típico de ruta: panaderías, carnicerías y pueblos que saludan de reojo mientras pasamos con Libertad, nuestro motorhome. Desde Gualeguaychú tomamos rumbo a Hernández, un pueblito encantador que nos recomendó un amigo en el camino. ¡Y qué hallazgo!

Hernández: un pueblo de película

Con apenas 4.000 habitantes, Hernández es todo lo que amamos: calles tranquilas, plazas arboladas, casas de madera que parecen salidas de un cuento y vecinos que saludan como si te conocieran de toda la vida. Conocimos a Carlos, visitamos la plaza, los bulevares, y hasta encontramos un silo antiguo transformado en atractivo visual.

El otoño le daba un marco nostálgico a cada rincón. Caminamos con mate en mano, charlamos con los perros del pueblo (algunos tan quietos que parecían estatuas) y nos fuimos con el corazón lleno.

Atravesando el túnel subfluvial

Seguimos nuestro camino hacia Santa Fe, cruzando el famoso túnel subfluvial que une Paraná con Santa Fe, un ícono de la ingeniería sudamericana. ¡Qué emoción pasar por debajo del Paraná! Un viaje por la historia, por los puentes invisibles que nos unen como región.

Fiesta patria en Arroyo Leyes

El broche de oro fue llegar a casa, a Arroyo Leyes, justo el 25 de mayo. Nos sumamos a la feria en la Plaza San Martín, colaborando con los tíos en su puesto de empanadas. Una jornada de mate, banderas, comunidad y mucho orgullo por nuestras raíces. Escuchar a la tía Geo hablar con tanta pasión de su tierra fue simplemente conmovedor.


En cada ruta, en cada pueblo, en cada mate compartido, descubrimos que viajar no es solo moverse: es encontrarse.
¿Y vos? ¿Te animás a salir a la ruta y dejarte sorprender?

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